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16 feb 2011

NO TAN SANTA INQUISICIÓN


Foto: INRI, cedida por ALFIL


Aunque como Procurador Fiscal del Tribunal, su presencia en los interrogatorios era en principio necesaria, siempre había rehuido los sótanos del Palacio Episcopal, sede del Santo Oficio, dónde los herejes se agolpaban como sardinas, en mazmorras oscuras y malolientes.

Cuando durante una audiencia vio a la novicia de rostro angelical, maniatada, la cabeza gacha, toda su vida de mortificación de nada sirvió contra la lujuria que ahora le poseía.

Contemplaba con deleite cómo el verdugo azotaba a aquella mujer- niña, cómo aparecían las primeras marcas sobre su espalda, cómo se abría la piel luego y la sangre comenzaba a manar, trazando líneas perfectas sobre la carne blanca, inmaculada.

Él, sereno y paternal, la instaba a renunciar a sus prácticas satánicas.

Agotada, derrotada, hundida, ella levantó la cabeza:
_ Et sic ego abiuro, musitó.

Un escalofrío culpable, mareante y gozoso le recorrió entonces la espalda:
_ Ego ti absolvo, replicó.

11 comentarios:

  1. cómo les tenía que "poner" la visión de aquellos sótanos a la no tan santa inquisición.

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  2. Aio luxum sitiens in ore (le dijo ella) y entonces él decidió lavarse, lavarla y amarla (como todo bien inquisidor, vela por sus víctimas)...

    me encantó... como siempre

    mi beso

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  3. Te estás echando a perder, viciosilla.

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  4. estas cosas entre la lujuria y la religión me encantan.
    nadie se libra de tener pensamientos impuros,en ninguna época, ni de ninguna posición social...
    un besazo!

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  5. por cierto me encanta la foto de tu cabecera!!

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  6. Voluptas delectatio est vítae essentía.

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  7. Hola bello blog,preciosas entradas,si te gusta la palabra indefinida, la poesía, te invito al mio,será un placer,es,
    http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
    gracias, buen viernes, besos cálidos...

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  8. Claudia: Habría que verles...
    Magnetista: sigo dándole vueltas.K
    KtaStRoF: me encanta escribir tu nombre, sólo quién pone interés lo consigue, gracias por tu comentario.
    Dantón: Vicio, vicio... no tanto, sólo deleite oscurillo.
    Carlos: Voluptuemónos pues.
    Don Vito Andolina, vado subito a trovarla...

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  9. Demonella, lo primero quiero pedir perdón por no haber respondido primero tu amable comentario, pero he pasado una semana un poco difícil.

    Respecto a tu escrito ¿qué puedo decirte?, igual tengo un espíritu un poco retorcido pero la inquisición y su época es unos de los hechos históricos que más me fascinan.

    No sé si habrás estado alguna vez aquí en Santillana del mar, pero si no lo has hecho te animaría a ello, porque fliparías con el museo de la tortura, he entrado una pila de veces en los dos sitios en los que ha estado la exposición, pero no puedo dejar de sorprenderme cuando veo hasta que punto pudo llegar la crueldad de algunas personas.

    Lo bueno del sitio es que todo es real, no se trata de imitaciones, entonces en “las sillas con sorpresa” que se ve hubo realmente alguien sentado, viviendo uno de los mayores dolores que puede sufrir un ser humano.

    Tu lo has contado de una forma magistral, le has dado un toque gótico y cierta elegancia cuando hablas de carne que se abre en canales simétricos, pero te prometo que si ves algunas de las ilustraciones alucinas, por eso prefiero como lo dices tú, es más romántico y sugerente.

    Por cierto me encantan las fotos, hablo de los artístico, últimamente estoy practicando con el HDR con mis fotos y ya me gustaría que me saldrían tan guapas como estas.

    Un beso Demonella, visitar tu blog es un placer, ya te he dicho que me encantas.

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  10. En tu Oficina

    Es de noche. Hace un calor infernal. Estás sola en tu oficina... y todos tus compañeros han partido como por encanto.

    Un trabajo urgente para el día siguiente te tiene sentada en tu escritorio, estás vestida con un traje sastre color azul obscuro de dos piezas, falda corta y saco. Te sienta de maravilla y sabes bien que lo portas con gracia y elegancia.

    La tela te cubre a la perfección, pero a estas horas, con el aire acondicionado apagado y sólo la luz de tu escritorio encendida, tu traje comienza a pesar...Tu espalda también protesta.

    Desabrochas los tres botones de tu saco, tus senos luchan por salir de su encierro de satín verde oscuro y tú no tienes intenciones de impedirlo... desabrochas el sostén y tus senos escapan, lubricados por una fina capa de transpiración...

    Mi recuerdo te llega como una llamarada... no lo piensas mucho y buscas entre tus papeles... encuentras mi número en tu agenda y lo marcas con deleite.

    Suena una, dos tres, cuatro veces...Cuelgas. ¡solo los locos trabajan hasta tan tarde!, y esperabas que hoy también yo estuviera como tú, con deseos de tener una plática que incendiara las líneas telefónicas y brillara a través de la fibra óptica.

    ...Hubiera sido una plática deliciosa... en fin... ¡Dios! Cómo necesitas un masaje en la espalda.

    Te levantas y vas al baño. Con habilidad te quitas el sostén y lo guardas en la bolsa de tu falda, te ves en el espejo, con tu saco abierto y tus senos libres, turgentes, enhiestos, duros y deliciosos...

    Los levantas con ambas manos, y con el pulgar e índice comienzas a rozar tus pezones con un movimiento circular; éstos responden de inmediato.

    Un sobresalto... no estás tan sola como creías...

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  11. En el fondo del baño, un bulto se mueve, alcanzas a verlo detrás de ti… pero no volteas, sueltas tus senos y te echas agua en el rostro con ambas manos.

    Debe ser una ilusión producto del calor nocturno.

    Mientras el agua corre por tu frente y nubla tu vista, sientes cómo un par de manos grandes se apodera de tus senos.. éso es más que una ilusión. sientes cómo las manos estrujan tus senos, con pasión.

    Abres los ojos, sobresaltada, y no crees lo que ves a través del espejo.
    Soy yo; real; presente.

    Intentas voltear, pero no te lo permito. Mi cuerpo se adhiere al tuyo y mis labios muerden tu cuello. tus manos aferran por reflejo mi cabello y tus manos se enredan en él por un momento...

    Una mano tuya baja entre tu cuerpo y el mío y con maestría apresa mi pene, que ya está erguido y fuera del pantalón. lo aprietas con fuerza, hasta escuchar un gemido de dolor y de placer de mi parte.

    Mis manos también bajan por tu vientre y se deslizan por tus muslos; suben la falda hasta tu vientre; tú ves mi maniobra por el espejo y te excita, abres tus piernas para facilitar mi labor.

    Mi mano izquierda se mete por debajo de tu pantaleta de satin, a juego con tu sostén desaparecido; mis dedos buscan entre tu vello púbico y encuentran la entrada húmeda de tu vagina... sin problemas localizan tu clítoris erecto y lo atacan con furia... ahora el gemido es tuyo.

    Forcejeamos un poco, logras voltearte y yo aprovecho tu movimiento para tomarte por el talle y subirte al lavabo, que está a la altura perfecta para que te penetre de pie.

    Arranco tus pantaletas con un sólo y enérgico tirón... unas líneas rojizas marcan tus caderas.

    Abro tus piernas y me incrusto entre ellas con un gemido de tu parte.

    Mi pene intenta encontrar el camino y tu mano lo guía hasta tu vulva humedecida, no sin antes estrujarlo de nuevo, como reprendiéndolo por su inadecuado proceder... aún así, al final, le permites la entrada.

    Mis manos ciñen tu cintura, bajando de vez en vez hasta tus nalgas, que se levantan de la fría y húmeda superfice de mármol del lavabo; para ello, clavas los tacones de tus zapatos en mis pantorrillas y con ambas manos te aferras a mi cuello.

    Tus senos brincan con nuestros movimientos; yo me agacho para aferrar tu pezón derecho con mis dientes, lo muerdo, lo succiono.

    Nuestros movimientos se incrementan. te suelto y pongo mis manos en el espejo detrás de tí, tú también me sueltas y una mano aferra la llave del lavabo, mientras la otra va directamente a tu vagina, estimulando tu clítoris y mi pene al mismo tiempo...

    Cierras los ojos. Gritas de placer. llegas con un espasmo intensísimo, junto conmigo.

    Mi pene sale y riega el semen por tu vientre, por tu falda arremangada, por tus muslos abiertos de par en par. algunas gotas alcanzan tus senos... te relajas.

    Un segundo de inconciencia y despiertas.

    Estás sola, aún con tu mano entre tus piernas ¿estuve contigo o no? No lo sabes, te sobresaltas, bajas del lavabo y ordenas tu ropa lo mejor que puedes...

    Tu tanga yace en el suelo, rota por completo. no podrás usarla más.

    El trabajo puede esperar. los últimos estertores de placer aún te recorren; no puedes creer que todo haya sido producto de tu imaginación... sientes algo de miedo mezclado con el placer de uno de los orgasmos más intensos de tu vida.

    Mientras acomodas tu saco y lo abotonas, notas una marca en tí que te dice que, quizás, no todo fue producto de tu fantasía...

    Tu pezón derecho conserva la marca escarlata de mis dientes... ¿Sabes que despiertas mis instintos más salvajes? Lo sabes.

    Dulces sueños y fantasías, querida..

    Besos de fuego y hielo

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