He atacado el último reducto del cazador-recolector que vivía aquí. He tirado tres viajes de cosas al contenedor, y la mayoría no sabía qué eran ni para qué servían. Me he sentido como si reconquistara un territorio salvaje y hostil, una verdadera aventura. He movido, recogido, tirado botas de fútbol, patines en línea, cosas de esquí... toneladas de basura, cacharros viejos, pero hay una estantería que se me ha resistido, y ahí está, sin profanar: arriba, contenedores de cosas varios, a la altura de los ojos, productos de jardinería, a la del ombligo, electricidad, a la de las rodillas, dos cajas de herramientas, y por los tobillos, bolsas con cosas de hombres. No he sido capaz, no puedo tocarlo, averigüar qué es y si me sirve o no. La estantería me sigue desafiando: conserva todo el poder de los saberes arcanos, inalcanzables que tienen los hombres; un misterio insondable, oscuro, que paraliza mis manos depredadoras y mi voluntad.
Y sí, es eso: mi tabú, ni se mira, ni se toca, y mucho menos se destruye.
Ni coños, ni pollas, ni sexo en grupo, ni cuerdas, ni látigos, yo en este domingo de canícula, del 7/24 me enfrento a mi verdadero tabú: la estantería del bricolaje.
Si los tíos nos hemos metido en cocinas y pañales, no sé a qué esperáis a que se os quite el miedo al destornillador.
ResponderEliminarTienes razón, hoy ataqué el jardín con las tijeras de podar. Poderosa Afrodita, oye.
ResponderEliminarGran desafio, por cierto (para mujeres y para hombres!!!!)...
ResponderEliminarAunque, en el fondo, entretenido...
Saludos!!!!!
Lindo garage: ¿tambien guarda secretos?
ResponderEliminarmi beso
Muy cierto. En mi ex-garaje también se ha quedado la estantería del bricolaje, a no ser que mi ex-mujer haya sido más atrevida que tu y lo haya tirado todo a la basura.
ResponderEliminarY digo yo: ¿No podrías haber intentado venderlo en eBay?. A lo mejor habrías sacado unos dineritos ............