LATEX

Ayer me enfundé en latex por primera vez. MarianaMadMax y Madrubb me ofrecieron la posibilidad. Y C. sacó su cámara, la excusa perfecta para reunirnos unos cuantos, y allá que se lió... otro día más.
Hasta entonces, he de confesar que no le pillaba yo el punto, alguna vez, acariciando a alguien engomado, pensaba, si ésto es como tocar una rueda de camión... pero ayer algo hizo flash! o pum! o lo que sea.
Primero me pusieron un vestido negro, con un gran escote circular en el pecho, falda de tubo, demasiado grande. Pero lo de antes ya me encantó: J. le echó con parsimonia talco al vestido por dentro, y luego me empolvó a mí por todas partes, antes de ayudarme a enfundarme en aquello.
Vino después un maravilloso vestido de pin-up rosa, con escote palabra de honor, falda de tubo con volante abajo, y lacito bajo el pecho. El tacto era diferente al del vestido anterior, más aceitoso. Y era delicioso sentir cómo se pegaba, como me modelaba.
Cuando me miré al espejo, era todo tetas y una cintura pequeñísima, y caderas y culo, una versión de mí misma mucho más sexy, irreal, de comic.
Pero no sé, todavía faltaba lo mejor: Demonellix con superzorripoderes apareció cuando me metieron dentro de una mini negra, con una hebilla a un lado, y una chaqueta con hombreras estratosféricas, y un escote que me lo recogía todo, todo, como en una bandeja.
Im-presionante. Y qué decir de cuando me abracé a un chulazo con su chaqueta de goma, latex contra latex...
En unos días las fotos, que seguro que son más estimulantes. Pero es que la sensación del latex no es sólo visual. Quería explicarme.