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1 nov 2011

ESOS JUEGOS A LOS QUE JUEGAS II (REFLEXIONES TRAS EL POST DE MOSCA)


Leo el interesantísimo post de Mosca, Esos juegos a los que juegas, sobre análisis transaccional y BDSM, y sobre sus propios porqués, y ahí va mi reflexión:
Todos los que andamos en ésto antes o después, nos preguntamos por qué, o nos lo preguntan.
Yo en mi experiencia distinguiría dos momentos distintos, a la hora de jugar, dos porqués:
Cuando hace dos años me choqué con el BDSM, el subidón de adrenalina, el miedo, el disfrutar de estar tan en el bottom, eran más que un descubrimiento, eran una especie de luz muy intensa en mi vida, que andaba peor que mal, por otro lado. Y lo consumía como quién consume cualquier otra droga, con pulsión desmedida, descontrol, subida, éxtasis, resaca y mono. Y vuelta a empezar.
A medida que me fui reconstruyendo en mi vida "A", fue disminuyendo la "pulsión" e incrementándose el goce. El juego por el juego. El sexo alternativo. La experimentación. Las fiestas, lo social. El fetichismo. El dresscode como código diferenciador de mi gente...
Pero sigue habiendo algo, lo experimenté de forma muy clara hace unos días. Una liberación, un realinearse con un rol muy arrastrado, muy sumiso, que es muy verdad allá, por abajo.
Pongo un ejemplo, en una sesión le pregunté a mi compañero de juegos si le molestaba que me quejara, y me contestó que no. Y me dejé ir, quejándome, como una buena plañidera, y lo disfruté enormemente. En mi vida "A" recuerdo al menos dos personas que en las últimas semanas me han dicho que soy una quejica, y que me calle ya. En el juego, puedo dar rienda suelta a esa manía, liberarlo. Sin consecuencias.
Y con otras pulsiones más oscuras, con otros roles más secretos, pues igual. Todos hemos tenido nuestra infancia un rol familiar. El cuidador. La víctima. El héroe. El payaso. Y nos gusta volver a él, aunque a veces sepamos que ya no nos vale, no nos ayuda. Es un papel que sabemos jugar y por el que obtuvimos recompensas durante cierto tiempo. (léase Mamá te quería más a tí, de William y Mada Hapworth y Joan Rattner Heilman, que me prestó mi querida C.)
Así que, contestando a la pregunta de Mosca, sobre si después de hacerte más o menos consciente de tus porqués, dejas de jugar, mi respuesta es no. Subsiste la pulsión, aunque no tanto el ansia. Y hay nuevos juegos, y nuevos porqués. Y el placer por el placer. Y como le he leído a Caterina Medicea en un comentario al mismo post, el viaje de salida del sexo convencional, es más bien de ida...

5 comentarios:

  1. Bien. Interesante reflexion. Me habia pasado por la cabeza pero hoy la he concretado gracias a ti. Besos

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  2. Muy buena reflexion.

    Te deseo que, en este año que comienza, todos los días sean como las inquietas y alegres burbujas de cava que parecen jugar en el seno de una copa; que su aromático bouquet acaricie nuestro paladar mientras brindamos junto a las personas que nos deleitan con su cariño y compañía.

    Mi brindis te acompaña.

    Feliz Navidad.

    Besos.

    Lunna.

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  3. Todos tenemos "porqués" y la reflexión de los tuyos me resulta interesante y muy sabia.
    El caso es disfrutar al máximo de todas nuestras vivencias.

    Me alegra mucho haber encontrado tu blog, que pienso visitar con frecuencia.

    Un beso mío y de Ángel Dex, mi Amo y Señor.

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